En la actualidad, el resultado del desarrollo tecnológico ha originado diversas formas de contaminación, las cuales alteran el equilibrio físico y mental del ser humano, por ello se convierten en un problema más crítico que en épocas pasadas. Se denomina contaminación ambiental a la presencia en el ambiente de cualquier agente físico, químico o biológico que sea o pueda ser nocivo para la salud, seguridad o bienestar de cualquier ser vivo
El modelo industrial vigente ha servido para satisfacer algunas necesidades humanas pero también ha dejado una enorme deuda con las generaciones futuras, pues favorece la sobreexplotación de recursos naturales no renovables; la producción de bienes generando volúmenes exorbitante de residuos tóxicos, en consecuencia el daño al ambiente y la subsecuente extinción de especies; el aumento de la incidencia de enfermedades por causas ambientales y la desaparición de suelos fértiles y productivos dando lugar a enormes desiertos y mayor pobreza, en conjunto la contaminación de agua, el aire y el suelo.
En nuestro país las principales actividades industriales contaminantes como la minera, química básica, petroquímica, agroquímica, ferrocarrilera y de refinación del petróleo además de la intensa actividad de otras industrias, junto con accidentes durante el almacenamiento, transporte o trasvase de sustancias (fugas, derrames, incendios) y la disposición clandestina e incontrolada de residuos, contribuyen en gran medida a la contaminación de suelo, agua y aire (SEMARNAT, 2002).
En todo el país existen problemas de contaminación aún no cuantificados con precisión. Sin embargo, por su alto grado de contaminación es importante mencionar, los generados por el uso de agroquímicos, tanto fertilizantes (en especial los nitrogenados) como de pesticidas (fungicidas, herbicidas e insecticidas); los que son consecuencia del derrame y fugas de combustibles (petróleo y derivados), los ligados a actividades mineras, en sus etapas de extracción y procesamiento de materiales (INEGI-SEMARNAP, 1997).
El modelo industrial vigente ha servido para satisfacer algunas necesidades humanas pero también ha dejado una enorme deuda con las generaciones futuras, pues favorece la sobreexplotación de recursos naturales no renovables; la producción de bienes generando volúmenes exorbitante de residuos tóxicos, en consecuencia el daño al ambiente y la subsecuente extinción de especies; el aumento de la incidencia de enfermedades por causas ambientales y la desaparición de suelos fértiles y productivos dando lugar a enormes desiertos y mayor pobreza, en conjunto la contaminación de agua, el aire y el suelo.
En nuestro país las principales actividades industriales contaminantes como la minera, química básica, petroquímica, agroquímica, ferrocarrilera y de refinación del petróleo además de la intensa actividad de otras industrias, junto con accidentes durante el almacenamiento, transporte o trasvase de sustancias (fugas, derrames, incendios) y la disposición clandestina e incontrolada de residuos, contribuyen en gran medida a la contaminación de suelo, agua y aire (SEMARNAT, 2002).
En todo el país existen problemas de contaminación aún no cuantificados con precisión. Sin embargo, por su alto grado de contaminación es importante mencionar, los generados por el uso de agroquímicos, tanto fertilizantes (en especial los nitrogenados) como de pesticidas (fungicidas, herbicidas e insecticidas); los que son consecuencia del derrame y fugas de combustibles (petróleo y derivados), los ligados a actividades mineras, en sus etapas de extracción y procesamiento de materiales (INEGI-SEMARNAP, 1997).